Indudablemente, hoy en día
vivimos en una sociedad 2.0. Noticias, datos, opiniones, están presentes
continuamente en nuestro día a día de mil formas diferentes a través de mil
tipos distintos de herramientas. La tecnología forma parte de nuestra vida
cotidiana y ha entrado con gran facilidad en ella. Todos tenemos algún tipo de
dispositivo móvil (teléfono, tableta, ordenador…), más o menos avanzado, desde
el que podemos acceder a toda la información que necesitemos prácticamente en
cualquier momento y situación gracias al desarrollo y accesibilidad de la
tecnología y de Internet. Todos utilizamos estas herramientas de una forma
natural y vemos continuamente sus bondades, pero como profesores debemos
reflexionar: ¿están presentes de la misma forma las TIC en nuestras aulas? ¿Por
qué nos da miedo aplicar en el aula lo que ya usamos con naturalidad fuera de
ella?
La competencia digital, tanto de
profesores como de alumnos, debe tener como objetivo el desarrollo de una serie
de habilidades, en relación con la tecnología y con el uso de la información,
que favorezca la adquisición de la competencia comunicativa, como comenta Lola
en este artículo. Si tenemos en cuenta esta idea, la cuestión es entonces
sencilla, deberíamos usar estas herramientas de las que ya somos usuarios para
fomentar el aprendizaje a través de la comunicación y del trabajo colaborativo
en nuestras clases.
Si extrapolamos la situación al
ámbito de la prensa, vemos como a todos nos gusta estar informados y para ello
accedemos a los periódicos online (con mucha más frecuencia de la que los
compramos en papel), leemos una información, la buscamos en otro periódico para
ver cómo nos la cuenta este, leemos los comentarios que los lectores hacen
sobre ella, a veces comentamos también nosotros, si tenemos alguna duda sobre
algún dato lo buscamos en Internet, comentamos la noticia con nuestros amigos,
si tenemos un blog incluso podemos hacer una entrada sobre la misma, en twiter
y facebook la movemos entre nuestros conocidos, etc., etc., etc.
Si nos fijamos, hemos seguido un
proceso de una forma natural para el que no hemos necesitado un gran
conocimiento de informática y que ha consistido sencillamente en un análisis
crítico de la información usando diferentes herramientas y canales. ¿No sería
esta una forma más real de tratar muchos de los contenidos y de desarrollar
muchos de los objetivos que nos planteamos en el proceso de aprendizaje?
Debemos perderle el miedo a las
“máquinas” y pensar más en la cantidad de posibilidades que nos ofrecen, muchas
de ellas todavía por descubrir, pero que con un poco de práctica y de uso
pueden ayudarnos a promover en nuestras clases un aprendizaje más
significativo, comunicativo, colaborativo y en el que se reproduzcan
situaciones reales de comunicación y de aprendizaje, como ocurre en la vida
cotidiana.
Es verdad que hay muchos
recursos, aplicaciones, programas… que desconocemos. También hay muchos otros
que no manejamos bien o sobre los que tenemos muchas dudas. A veces, no sabemos
cuál, de entre la gran variedad que hay, puede sernos de mayor utilidad para
los objetivos que nos planteamos. Pero con información, formación y práctica
podemos ir incorporando a nuestras clases una serie de medios, materiales y
hábitos que favorezcan el desarrollo de la competencia de nuestros estudiantes
como hablantes de español. Si nos paramos a pensar, las TICs acabarán siendo,
si no lo son ya, herramientas imprescindibles para nuestras clases.
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